Nora Cortiñas deja un legado imborrable de valentía y compromiso. A lo largo de su vida, se convirtió en un símbolo de resistencia y esperanza para innumerables personas, no solo en Argentina sino en todo el mundo. Su incansable trabajo con las Madres de Plaza de Mayo no solo buscó justicia para su hijo Carlos Gustavo, desaparecido en 1977, sino que también sirvió como una voz poderosa en la denuncia de las violaciones a los derechos humanos y en la demanda de verdad y justicia. “Norita” no solo luchó por los desaparecidos, sino que también se solidarizó con otras causas sociales y políticas, convirtiéndose en un faro de lucha y dignidad.
El 15 de abril de 1977, su hijo mayor, Carlos Gustavo Cortiñas, fue secuestrado en la estación de trenes de Castelar. Desde mayo de ese mismo año, Nora comenzó a marchar semanalmente en la Plaza de Mayo, buscando respuestas y justicia para su hijo y todos los desaparecidos.
Como parte de la Línea Fundadora de Madres de Plaza de Mayo, Nora Cortiñas se convirtió en una figura emblemática de la lucha por los derechos humanos en todo el mundo. Su incansable búsqueda de justicia y verdad inspiró a muchas personas y organizaciones a nivel global.
Además de su activismo, Nora fue psicóloga social y profesora en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. También mostró su apoyo a la causa del aborto legal y participó como oradora en la marcha de “Ni Una Menos”, demostrando su compromiso con diversas causas sociales.
En 2021, Nora afirmó en una entrevista: “La búsqueda es constante. Hace más de 40 años que no paro. Quiero saber qué pasó con mi hijo y con los 30,000 desaparecidos”. Nora Cortiñas deja un legado de lucha, valentía y resistencia que seguirá inspirando a generaciones futuras en la defensa de los derechos humanos y la justicia social.