Convocando a una multitud que superó el millón de personas en todo el territorio nacional, el evento se erigió como un acontecimiento histórico que desafió la resistencia planteada por Javier Milei. Se estima que tanto en Plaza de Mayo como en las inmediaciones del Congreso se congregaron alrededor de 800 mil manifestantes en defensa de la educación.
Los miles y miles de personas que asistieron superaron todas las expectativas, a tal punto que del Congreso a Plaza de Mayo se fue totalmente desbordado. La manifestación fue festiva, heterogénea, atravesó generaciones y organizaciones sociales. Si bien, el motivo claro es contra el ajuste que se realiza constantemente por parte del Gobierno Nacional, la marcha federal tuvo un caracter totalmente genuino y con visión del presente y futuro de generaciones que quieren estudiar. La decisión de los estudiantes, docentes, dirigentes, personal no docente y personalidades destacadas que participaron, es no dejar solo a las universidades públicas, que muchas fueron casas de estudios de los profesionales que vemos a cotidiano.
De ese modo, no hubo forma ni intimidación que pueda parar a la gran ola de gente que asistió desde temprano, pero que durante la tarde del martes 23 de abril, comenzó a llenar las afueras del emblemático Congreso de la Nación. Ningún protocola “anti marcha”, ni los camiones policiales que Patricia Bullrich manda de forma amenazante, pudo atemorizar a la fuerza de la educación pública presente.
“Defendemos el acceso a la educación superior pública como un derecho. Creemos en la capacidad igualadora de la educación pública y gratuita, en el poder transformador de la universidad como formidable herramienta de movilidad social ascendente y en el aporte diferencial y sustantivo de la producción científica”, leyó en el acto central Piera Fernández De Piccoli, presidenta de la Federación Universitaria Argentina (FUA). Además, agrega que: “Todos los problemas que tenemos se resuelven con más educación y universidad pública, con más inversión en ciencia y tecnología. Queremos que nuestras instituciones sean el dispositivo que le permitan a la Argentina desandar las desigualdades estructurales y emprender la senda del desarrollo y la soberanía. La educación nos salva y nos hace libres. Convocamos a la sociedad Argentina a defenderla”.
Defendiendo los valores de la educación pública, Taty Almeida se sumó al discurso: “Estoy en nombre de todas las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y de la mesa de organismos de derechos humanos. Pero no solo estoy como madre, también como docente, porque yo también ‘caí en la escuela pública’. Hay que defender la enseñanza pública, las universidades, porque es uno de los derechos humanos el derecho a la educación”, indicó.
También, el Premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel: “La Universidad pública, libre y gratuita es una de las grandes conquistas de nuestro pueblo. Y no vamos a renunciar a ella”. Y representantes de todos los gremios docentes de todo el país.
LOS MENSAJES DIRECTOS EN CARTELES
Las insignias hechas frases aparecieron en cientos de carteles que ilustraban el momento que viven los estudiantes en contra de la decisión de no mejorar el presupuesto universitario: “Que el privilegio no te nuble la empatía”. “Rebelate y educate”. “Más plata para educar, no para reprimir”. “Más Télam, Menos Twitter”. “Jamoncito, te vamo a fetear”. “No nos querés libres, nos querés ignorantes”. “Viva la educación, carajo”. “Milei, date cuenta, Conan está muerto y la universidad pública más viva que nunca”.
Las banderas, remeras y chalecos que flameaban desde temprano, grupos de estudiantes, docentes, familias que acompañaron, jubilados y jubiladas que se hicieron presente, sumado a los fotógrafos que acompañaron la jornada y expresaban el calor de la marcha. También se leyó en un pañuelo blanco: “Los lápices siguen escribiendo”.
A su vez, el hito histórico y con motivo de mejorar la situación actual, la expresión de “orgullo” fue la expresión que más se utilizó en la jornada: “Orgullo UBA”, “Orgullo FADU”, “Orgullo UNLaM”, “Orgullo UNM”, mostraban las remeras, pines, mochilas y banderas. El fervor por llegar a ser la primera universitaria de la familia se escuchó en las calles de Plaza de Mayo: “Orgullosa de ser primera generación universitaria”. “Gracias UNLa, voy a ser la primera licenciada de mi familia”.
Por último, la ilusión y el enorme desafío que representa graduarse, y el honor que genera haber estudiado en la misma casa de estudios que personas como René Favaloro o César Milstein: “Tengo el honor de recibirme en la misma universidad que Favaloro”.