A VECES LAS SUPERFICIES SON EL REFLEJO DEL FONDO EXPRESO MATÍAS DUVILLE

En su más reciente muestra artística, Duville nos sorprende con una selección de piezas creadas en su taller ubicado en el vibrante parque industrial de Mar del Plata. En esta ocasión, el artista experimenta con el aluminio como lienzo, fusionando delicadamente plumas de aves sobre un fondo de esmalte negro o la intensidad del grafito. Podremos apreciar esta extraordinaria exhibición hasta el 12 de agosto en la renombrada Galería Barro, situada en el emblemático barrio de La Boca.

Los paisajes de Matías Duville tienen esa capacidad hipnótica, tensa, que obliga a recorrer líneas y sombras de espacios donde el movimiento parece detenido, dialogando a su vez con la envolvente atmósfera sonora que emerge de un video en el que crujen los trozos de hielo sobre la superficie de un lago helado: todas esas imágenes conforman la muestra “El fondo inestable”, que presenta en la Galería Barro del barrio de La Boca.

En su nuevo proyecto expositivo Matías Duville (Buenos Aires, 1974), un artista que vive y trabaja entre Buenos Aires y Mar del Plata, expone obras producidas en su taller del parque industrial de Mar del Plata, ciudad portuaria que permea la materialidad de sus producciones en una búsqueda que persigue esa cuota de misterio valiéndose del aluminio como tela, plumas de aves pegadas sobre esmalte negro o la negrura del grafito constelando hasta el Mylar (poliéster) como soporte, o las superficies perforadas, horadadas. Un trabajo que ya estaba muy presente en el proyecto “Hotel Palmera” (2020) presentado en la Colección Fortabat, al igual que los pájaros y sus paisajes, ahora renovados. a partir del diálogo curatorial con Gabriel Pérez-Barreiro y Lara Marmor,

Matas Duville naci en Buenos Aires y vive en Mar del Plata IG

Duville “nos lleva a experimentar estados,” dice Marmor en una entrevista que acompaña la muestra, donde también están los dibujos despoblados con sus líneas y perspectivas como posibles geografías devastadas, el spray asociado al arte urbano, y las ´puertas placa´ de tamaño estándar que parecen custodiar los dos espacios centrales e internos de la muestra envuelta por el sonido inexorable del hielo dibujando el agua y el graznido de los pájaros.

La muestra, cuyo título está tomado de un video de 2017, “más allá de la lógica del título”, explica Duville en diálogo con Télam, está relacionada con una búsqueda de “palabras que conecten con cierta parte del proceso de producción de la obra”.

“El fondo inestable podría ser una metáfora de la búsqueda”, afirma.

Cada vez que emprendo un proyecto nuevo necesito cierta inestabilidad, apoyarme sobre un nuevo fondo mental como si tuviera que haber una razón para caminar sobre un nuevo territorio, sentir un nuevo basement, porque a veces hago una analogía entre la geografía o la naturaleza que nos rodea y la naturaleza mental, el fondo de la mente con el fondo marítimo, y cuando pienso en algo inestable, algo que hoy puede ser y mañana no, algo que está en movimiento que es cambio, eso me interesa”, reflexiona el artista acerca de esa dimensión cercana a las tradiciones orientales sobre la transformación constante que impulsa la vida.

Creador de paisajes despojados “casi” de humanidad, a los que asocia con imágenes mentales, no los relaciona con la crisis climática del que sus obras parecen hacerse eco.

“No es algo lineal”, responde y sostiene: “No me considero un artista que denuncie ciertas prácticas de la civilización, sino que es algo dado. Recorriendo los materiales aislantes que utilizo en esta muestra, que nos aíslan y preservan del exterior, del frío o del calor incluso del vacío, es algo que te mantiene pero destruye, son invenciones ridículas, y hay una paradoja ahí”, señala.

“Me interesa a veces el análisis que se puede hacer sobre mi trabajo en esos términos de matanza medioambiental, destrucción, contaminación, multiplicación y expansión de materiales. En ese sentido me siento súper alineado a esa agenda, sin buscarla, pero finalmente haciéndome eco”.

Durmiendo y estallando 2022 Aluminio compuesto rasgado Foto Cris Sille

“Esos paisajes que comencé hace más de 15 años como grandes descampados, ruinas en destrucción, si bien se desarrollan, son paisajes mentales influenciados por la superficie, el contexto, por la realidad, un mapa mental que se expande día a día”, donde “cada nueva imagen creada, producida, es como un frame más de ese gran paisaje en ruinas, infinito”, reflexiona.

En su exploración de superficies con materiales como el aluminio, las plumas o el Mylar, Duville renueva su imaginario. “Cuando encaro los dibujos en papel lo hago desde la convención del arte, simplemente voy a las profundidades sin cuestionarme”, y esto lo relaciona con “algo que está en expansión en la mente, no por tratarse de un viaje introspectivo”, sino que es pensado por el artista y músico como “parte de una memoria de dominio público, como un basement mental de acceso público”, explica refiriéndose a sus dibujos oscuros en particular.

Y prosigue: “En cuanto a los materiales no convencionales como los aluminios, los foam Mylar”, a los que diferencia de la pintura o el dibujo, “conectan a la pieza con el aislamiento, del separarnos del aparente daño corporal, del misterio o de la noche, las temperaturas o del vacío”, expresa.

“Entonces, estos materiales a veces complejos compuestos de aluminio o capas de foam y resinas especiales de nuestra realidad, están en diálogo o en fricción con lo que pasa en los dibujos en papel. Estos materiales están en superficies que llamo superficie a la realidad, y hacen que siempre haya un pivoteo entre fondo y superficie, realidad y ficción o vacío y materia”, explica.

Pero entre las obras hay collages enmarcados con plumas que generan geometrías y la acción del spray usado por el arte urbano o los grafitis, y sobre estás obras señala que son “border”, que están entre el street art que utiliza el truco muy popular del spray sobre una superficie negra para simular estrellas, el espacio.

El fondo inestable surge de la produccin del artista en su taller ubicado en un parque industrial marplatense Foto Cris Sille

“Esa actitud border entre lo que podría considerarse un arte más elevado y uno más popular me lleva a pensar sobre la existencia de esa frontera. Me gusta pensar que lo border también está en las plumas que podrían ser un trazo o el vestigio de vida en un medio inerte como el espacio”, porque “esas plumas en suspensión cruzaron un umbral, y son una metáfora de la muestra de cómo vincularnos entre un lado y el otro”, indica.

¿Hay un modo Duville de crear? “Me gusta pensar que el modo no está en el estilo o en la ejecución de las imágenes, sino en llegar a pasar las cosas a través de algo que va más allá de la producción en sí, del pensamiento”. Y agrega; “Me gustan esos artistas y obras que el humano no tiene capacidad de definir, al menos en su totalidad, porque de lo contrario eso sería fatal. Una obra es mala cuando fracasa, cuando te lo da todo”.

Por lo cual, dedicarse al arte implica “tratar de destilar todo tipo de procedimiento mental y material, y en esas ecuaciones de cómo bajan las ideas, está ese modo al cual uno trata de llegar, y cuando definis de que se trata ese modo vas por mal camino. Me gusta pensar que siempre hay un misterio, incluso para el que produce”, reflexiona.

¿Cómo se entiende ese estado onírico o nocturnidad que te habilita trabajar con el Mylar? “Me interesaba lograr una obra donde deba hacerse un esfuerzo para llegar a enfocar cierto detalle de la imagen”, explica sobre esta acción de ajustar el ojo que le hizo pensar que “había algo del sueño, de la lucidez de ciertos sueños, del foco y también de la nocturnidad”, porque “cuando uno accede a ver con la mente y no solo con la vista, hay un doble acceso a esa imagen a buscar, pero una vez realizado esto la generación de imaginario es exponencial”.

Por lo general las obras de Duville estn plenas de negro gris y blanco Foto Cris Sille

En su caso, las puertas de dos metros por uno “fueron un puntapié inicial” de este proyecto expositivo a las que trabajó técnicamente “exponiéndolas meses al sol del verano, y el espesor de los foam de aislamiento utilizados para cámaras frigoríficas o para construir motorhomes me hicieron pensar en el vínculo entre el exterior y el interior, entre el vacío y la materia, entre lo que nos separa de cierto peligro, o finalmente, lo que nos separa de algo”.

Se trata de un proceso largo y complejo, un cruce de técnicas para un trabajo que desarrolla usando el error: “catalizar mal las resinas a temperaturas distintas, exponer las obras al sol para desgastar la superficie”, explica.

“Hay una especie de analogía entre los frescos clásicos pero en vez de usar estuco húmedo uso un foam que humedezco, le doy pigmentos naturales y una técnica usada para la construcción de superficies náuticas o tablas de surf con glaseado, y capas de resina con componentes para lograr ciertas texturas”, detalla sobre algo que reducido al tamaño de un puerta fue el “puntapié” del proyecto.

Estás puertas “son piezas de exterior que vinculan al material con la navegación, porque se pueden navegar en el mar o en lagunas, y es otra forma de las muchas lectura que puede tener una obra, y es tan especial que tira muchas terminales”.

“Navegar y traspasar esos portales es una manera de cruzar ciertos bordes y es un poco el leitmotiv de esta muestra, algo que se hace eco en todas las obras y especialmente en el vídeo “Lago crack” que hice en el invierno inglés en uno de los lagos cuando comenzaba a congelarse en diciembre del año pasado. En estos lagos que funcionan como caja de resonancia porque son pedazos de planchas de hielo arrojados en la superficie congelada intentando quebrarla, romper con ese plano, se hace eco con todas estas maneras de traspasar y se relaciona con la sobre el título. En este caso es una superficie inestable”.

“A veces las superficies son el reflejo del fondo”, expresa. Y agrega: “Me hace pensar en la corteza, en el fondo marítimo con los movimientos de mareas y como estás copian el fondo y se reflejan en las olas, y como las olas son el reflejo, el escaneo, de lo que pasa en el fondo. Entonces, finalmente fondo y superficie son una sola cosa, y es una de las tantas maneras de vincular el proceso de trabajo del proyecto que no termina acá”, porque “siempre trato de dejar algo en suspenso como una posta para algo futuro”, dice el artista cuyas obras forman parte de importantes colecciones, y trabaja la tensión entre opuestos, la mutación y el tiempo.