Independiente atravesó uno de los momentos mas dolorosos de su historia ,un 15 de junio pero de 2013, luego de perder con San Lorenzo y descender a la B Nacional.
Una década pasó del descenso de Independiente: con Miguel Brindisi como técnico, Héctor Cantero como presidente, el Rojo perdió la categoría, en lo que fue un final casi anunciado. Los pésimos manejos económicos, refuerzos que no estuvieron a la altura del club, y un clima tenso desde lo político, el Diablo no pudo con la presión y perdió la categoría. Lejos de pasar el mal trago, el presente institucional sigue siendo similar.
La derrota de Independiente ante San Lorenzo fue simplemente la gota que rebalsó el vaso: hace varios años que el Rojo atravesaba un mal momento institucional. El estadio Libertadores de América fue el escenario de un quiebre para todos los hinchas presentes: un antes y después.
Los problemas de Independiente en el descenso, comienzan, quizás, desde la presidencia de Julio Comparada. Luego de la venta de Sergio Agüero y Oscar Ustari, el Rojo comenzó con la renovación de su estadio: demolió la Doble Visera y construyó el Libertadores de América. Sin embargo, las obras tardaron más de lo pautado y el nivel deportivo comenzó a mermar.
Pese a la primavera que significó ganar la Copa Sudamericana, por penales 5-3, ante el Goiás, que había tenido una floja campaña en el Brasileirao y descendió a la segunda división, Independiente se ahogaba en flojas campañas en el torneo local: salvo un cuarto lugar en el Apertura 2009 y Clausura 2010, el Rojo no conseguía pelear algún torneo y, de a poco, comenzó a complicarse con los promedios.
La floja campaña de Mohamed en el Apertura 2011, decretó en la salida del turco en la dirección técnica y Ramón Díaz asumió para cambiar el rumbo deportivo del Rey de Copas. Sin embargo, y a pesar de que el Pelado tuvo un irregular andar con Independiente, donde sumó 7 victorias, 6 empates y 6 derrotas, su contrato se vio interrumpido luego de perder cuatro partidos seguidos en el Clausura 2012.
Cristian Díaz fue designado como entrenador interino, pero el agónico triunfo del Rojo por 5-4 ante Boca, significó una nueva posibilidad para un jugador histórico del club; no obstante, una campaña floja en el Clausura 2012, y un pésimo arranque en el Inicial del mismo año, donde perdió el clásico ante Racing por 2-0, significó la salida del entrenador y Américo Rubén Gallego llegó al club.
El Tolo, lejos de comprender el problema deportivo de Independiente, llegó con la promesa de “pelear el campeonato”; muy lejos estuvo: tan solo sumó 3 victorias, 8 empates y 8 derrotas, por lo que el promedio del Rojo quedó en 1,126, que lo llevó a estar en zona de descenso directo para el comienzo del Final 2013. Ante esto, Daniel “el Rolfi” Montenegro fue uno de los pocos que regresó al club para dar una mano y salir del mal momento.
Gallego siguió en el cargo, pero el equipo no funcionó: salvo un doble triunfo seguido, ante Vélez y Racing, el Rey de Copas estuvo seis partidos sin ganar y el promedio lo complicaba cada vez más. Luego del 1-1 ante Unión, el Tolo se fue y Miguel Brindisi tomó el mando del equipo: iba a tratar de apagar el incendio, con un balde de agua.
Pese a una derrota con Atlético Rafaela, Independiente sumó 10 sobre 12 puntos y comenzó una leve esperanza para quedarse en Primera. Sin embargo, empató ante Belgrano y Estudiantes, mientras que San Martín de San Juan y Argentinos Juniors ganaban partidos agónicos. La derrota ante River por 2-1 en el Monumental, catapultó al Rey de Copas a estar en una situación crítica.
Con todo el panorama en su contra, Independiente recibió a San Lorenzo con una obligación: ganar y esperar a ver qué sucedía en otras canchas. Sin embargo, el clima tenso, las presión y el enojo de los hinchas, terminó con lo peor: con gol de Ángel Correa, el Ciclón ganó 1-0 y mandó al descenso a Independiente.
Luego, con Omar De Felipe como técnico, Independiente logró la vuelta a Primera. Pese a conseguir la Copa Sudamericana del 2017, el Rojo no volvió a estar en los primeros planos y, con una situación deportiva y política crítica, Ricardo Zielinski llegó como bombero, al igual que Brindisi, para evitar que el Rey de Copas vuelva a descender a la Primera Nacional.