El fútbol femenino de Deportivo Merlo vivió una jornada histórica el pasado domingo. En el José Manuel Moreno, derrotaron a Deportivo Armenio por 4-0 y accedieron al reducido por un ascenso a Primera. Las Charras finalizaron 4ª en la Zona B, en un torneo donde comenzaron novenas, y disputarán los cuartos de final contra Ferro (posiblemente el 21 de noviembre en Caballito).
Luego de la victoria, algunos protagonistas dialogaron con la prensa. “Hablé con las jugadoras, les dije que se pongan en la cabeza que estamos a dos finales de llegar a Primera”, dijo Francisco Caparroz, el director técnico. Luego, con algunas lágrimas y los festejos de sus dirigidas de fondo, expresó: “Me emociono porque venimos trabajando mucho para lograr esto. Creo que se lo merecen, han entrenado, me han enseñado infinidades de cosas. Muchas jugadoras se enojan porque uno las corrige o los marca diferentes situaciones, me han bancado todas esas cosas para llevar esto a cabo. El plantel es grande, cualquiera puede estar en la cancha”.
Por su parte, Lourdes Rodríguez, la “10” y una de las figuras del plantel, analizó su partido ante el Tricolor, donde se le negaron varias ocasiones pero pudo convertir un gol: “No quería entrar, se me negaron todos los goles, se me cerró el arco. La verdad es que tenía nervios, felicidad, todos los sentimientos juntos. Pero bueno, en una enganché y pude hacer el segundo gol. Después vinieron los demás”.
“Lo veíamos muy lejos, porque habíamos perdido en las primeras fechas, pero nunca fue imposible. Siempre supimos dar pelea, a cualquier equipo, y hoy en día se refleja en el resultado. Estamos felices, el cuerpo técnico y varias de las chicas venimos buscando esto hace tres años”, agregó.
Por último, Brenda Paruja también dejó sus palabras. La delantera, quien tuvo su debut con la camiseta del Depo y convirtió un gol, el primero del encuentro, declaró lo siguiente: “No puedo más de la emoción. Primero lo imaginé, la noche anterior lo soñé. Primero hay que imaginarse las cosas, para que después vaya saliendo, pero el entrenamiento de toda la semana y el aliento de mis compañeras me dieron mucha fuerza. Y la confianza de los profes también me dieron ese valor para darle al arco”.
Para completar, expresó lo que sintió al momento de marcar y a quién le dedicó el gol: “No paraba de llorar. Mis compañeras saben siempre que mi cabeza tiene emociones que no puedo dominar. Fue un sueño, les pedí a mis familiares que me pellizquen porque no sabía si estaba soñando. El gol se lo dediqué a mi abuela, que está todos los días, siempre viene. Por ahí yo no entro, pero en los partidos que me citaron, ella estuvo ahí alentándome y dándome fuerzas”.