INFLACIÓN: REDUCCIÓN DEL IMPUESTO PAÍS Y SU IMPACTO A CORTO PLAZO

No se cuestiona el impacto a mediano plazo en los precios, pero sí se debate su extensión en los próximos meses. La incertidumbre persiste en ciertos sectores respecto a la elección entre recuperar rentabilidad o incrementar el volumen de ventas.

A medida que se acerca fin de mes, crece la expectativa por la reducción del impuesto PAIS, un anuncio celebrado en términos generales por todos los sectores que abre dos interrogantes interrelacionados. El primero de ellos es el impacto que tendrá sobre las cuentas públicas y el esfuerzo adicional que implicará reemplazar esos recursos con el combo de medidas que el Gobierno ya puso en marcha: el impuesto a las Ganancias y el blanqueo entre otras. El segundo interrogante es el impacto en la inflación, tanto por su alcance como por el timing.

Desde distintos sectores tienen respuestas diferentes aunque un punto de coincidencia: elimina un costo que, tarde o temprano, contribuirá a bajar la inflación. “Como mínimo, sabemos que hay muchos productos que no van a subir. Eso de por sí ya implica un efecto casi inmediato en la inflación”, opinó Andrés Borenstein, director de la consultora Econviews. Sin embargo, no todos tienen la misma mirada tan optimista.

Aquellos que en los bancos lidian con cuentas comerciales arriesgan que sus clientes, principalmente las grandes empresas, intentarán primero recomponer márgenes antes de trasladar la baja impositiva a precios.

“El Gobierno va a ceder el impuesto pero eso primero se va a ir al margen de las empresas. Con el tiempo, sí va a contribuir a desacelerar la inflación”, aseguraron en un banco de primera línea de la city porteña.

Lo concreto es que si bien a mediano plazo la reducción y posterior eliminación del impuesto PAIS a partir de enero próximo será un factor que no solo reduzca la inflación sino que también mejorará la competitividad, la primera reacción de la economía dependerá de la situación de cada sector e incluso empresa. En consumo masivo, por ejemplo, es probable que aprovechen la menor carga impositiva para moderar aumentos o incluso bajar precios, ante prioridad para muchas de las compañías del rubro de recomponer volumen antes que rentabilidad. Es decir, prefieren recuperar consumidores antes que las ganancias, renglón en el que acumularon fuerte colchón en los últimos años de alta inflación y expectativas desancladas.

De todos modos, particularmente en el rubro alimentos, se detectó en las últimas semanas algunos “testeos” puntuales proveedores que subieron listas de precio para identificar el límite el máximo que tolera el mercado sin perder ventas.

En otros sectores, en cambio, el efecto surge menos nítido ya que muchos importadores de bienes terminados operan con el dólar financiero, con lo cual no acusan recibo de la medida oficial. Pero, si algún competidor opera con el dólar oficial porque además también produce en la Argentina y solo tiene habilitado el acceso al dólar oficial, entonces es probable que disponga de una política de precios tendiente a ganar mercado, lo que forzaría un acomodamiento generalizado si varios jugadores replicaran ese comportamiento.

”Algunas compañías como las que producen insumos difundidos, van a bajar. Los insumos en general van a bajar. El precio final, será caso a caso. Como los autos autos, donde puede haber impacto más heterogéneo, algunos sí y otros no. Pero por lo menos no van a subir”, agregó Borenstein.

Claro que incluso los tiempos de la neutralización de esa suba son por ahora inciertos. En principio, porque todavia no se confirmó a partir de qué momento regirá la baja y tampoco si las empresas fijarán precios con costos presentes y/o futuros o pasados. De hecho, la demanda de divisas parece estos días sosegada en el mercado de cambios oficial ante la inminencia de la reducción impositiva, lo que dicho sea de paso permite al Banco Central comprar algo de divisas todos los días. Pero la mayor parte de los bienes en circulación en los próximos meses se corresponderán con importaciones viejas, pagadas con el gravamen sobre el dólar.

Es lo que apuntan en otro de los grandes bancos extranjeros que operan en la Argentina, con una amplia cartera de clientes comerciales. “La baja es margen que, suponemos, se va a terminar quedando el empresario o productor. No imaginamos baja de precios, aunque sí tal vez una desacleración de los aumentos. Particularmente porque todo los stocks que tienen las compañías sí pagaron el impuesto y eso no lo van a querer perder”, afirmaron.