La decisión de gran parte del planeta de cerrar sus fronteras a Sudáfrica a partir de que en ese país pudo originarse una nueva variante del virus causante de la Covid-19 identificada como Ómicron ha causado mucho enojo en las autoridades y población sudafricanos, dijo un argentino residente allí, quien además comentó que, por el momento, la nueva cepa parece ser bastante benigna en cuanto a sus efectos.
Pablo Berra, un argentino que hace más de 12 años reside en Sudáfrica, dijo que la no llegada de turistas al país resultará un “golpe muy fuerte para el país”.
“Había muchas esperanzas de que a partir de mañana, 1 de diciembre, que acá empieza el verano, se empiece a reactivar o recuperar un poquito de tantas pérdidas económicas; ahora con esto de la no llegada de turistas es un golpe muy fuerte para el país”, lamentó.
Berra, nacido en Santiago del Estero, contó que “el presidente, enojado, decía que los países deberían ayudar con vacunas al continente africano y no con prohibir la entrada de turistas, que así no funciona, y tenía mucha razón, de que las variantes nuevas del virus solamente nacen en los países que tienen una tasa baja de vacunación”.
Sobre este tema, enfatizó que “estamos como metidos en un círculo del que nunca vamos a salir, a no ser que haya una vacunación equitativa en todo el planeta, que es el único paso posible para que salgamos de la pandemia”.
Además, aseguró que lo que están diciendo los medios locales y que también afirman los médicos es “que esta variante (Ómicron) no presenta síntomas fuertes como los de la variante Delta, que los casos son leves a moderados” y que calculan que no va a ser una variante fuerte o mala, aunque advirtió que hay que esperar “entre dos o tres semanas” para saber mejor “donde estamos parados”.